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Arquitectos: Rosario Talevi
- Área: 78 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Javier Agustín Rojas
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Para una arquitecta en proceso de diseño de su primera obra construida, la vocación por condensar en una unidad unos cuantos años de formación académica es una de las mayores tentaciones. Semejantes ambiciones, sin embargo, suelen quedar atemperadas por cuestiones presupuestarias, limitaciones geográficas y materiales. Tal fue el caso de la ópera prima de la arquitecta argentina Rosario Talevi “Casa Abierta”. Se añade aquí un aspecto adicional, con el cual la mayoría de los arquitectos/as suelen toparse durante su “viaje inaugural”: el comitente fue su propia madre. Es llamativo el modo en el cual los factores condicionantes en cuestión, más arriba mencionados, no solo configuraron sino incluso fueron constitutivos de la unidad de sentido de la obra final. La habilidad de Talevi para transformar una serie de constricciones en vectores activos del proyecto e incorporarlas a la lógica estructural de la obra es un rasgo a ser destacado.
Casa Abierta, un proyecto iniciado en el año 2011, se encuentra a pocos kilómetros de La Pedrera, un pueblo en la costa sureste de Uruguay. La ubicación se destaca en primera instancia por su belleza agreste; pero este aspecto rústico y salvaje se extiende más allá de la geografía: es característico tanto de la memoria histórica del emplazamiento como de la naturaleza de los materiales y los recursos disponibles. La casa se sitúa en un solar de 34 m de largo y 8,8 m de ancho que responde a un loteo de 1930, como parte de un plan urbano que proyectaba La Pedrera y Punta Rubia unificadas en un único y consolidado balneario urbano. Dicho proyecto nunca fue realizado; las regulaciones urbanas según las cuales fue concebido no obstante permanecen. El costo de tales encantos silvestres constituye otra de las principales constricciones: el terreno en cuestión no contaba con servicios de infraestructura básica tales como conexión de agua, tendido eléctrico, ni siquiera un sendero que conduzca hacia el terreno.
Los efectos de estos factores condicionantes, lejos de manifestarse en la estructura como únicas alternativas posibles, se hacen presentes en tanto gestos decisivos. La casa puede ser concebida como la integración de dos cuerpos: el primero responde a las restricciones del emplazamiento. Anclado en el punto más alto del terreno, se despliega a lo largo de sus 34 metros y ocupa los 6,8 m del ancho máximo permitido. El segundo cuerpo, orientado diagonalmente hacia el sur, interrumpe el sistema ortogonal de la casa a la vez que la protege del fuerte viento sureste que le ha dado forma al paisaje circundante. La casa, que reposa sobre una estructura de madera elevada 2 metros sobre el suelo y se extiende a una altura máxima de 7,5 metros de alto, ofrece una visión amplia del paisaje.
Con su construcción en madera de FSC-certified Pinus elliotii y Eucalipto de Brasil (ambos disponibles a nivel local, lo cual mantiene los costos bajos) la estructura es naturalmente “eco-friendly”, pero llamarla de ese modo sería un tanto superficial. “Eco- adaptable” o “eco-respetable” podrían ser denominaciones más apropiadas. Agua de pozo filtrada a través de un sistema de tres pasos es calentada con energía solar y durante el invierno una chimenea central climatiza la toda la casa, prescindiendo de la necesidad de cualquier sistema de calefacción adicional. La luz natural invade todo el interior gracias a la decisión proyectual de envolver la escalera con placas de policarbonato translúcido. El primer piso de la casa se sitúa a dos metros sobre el nivel del suelo y acoge un espacio habitable formado por organizado por un gran ambiente alrededor de la chimenea. En el segundo nivel se distribuyen dos habitaciones y un deck. El nivel superior queda rematado por una terraza.
En su reflexión respecto del proceso proyectual, Talevi señala: “Mientras diseñaba Casa Abierta me convertí oficialmente en arquitecta. Siendo al mismo tiempo mi opera prima y un proyecto familiar, la construcción de la casa devino una experiencia extremadamente personal. También desafió todo lo que había aprendido durante mis años de formación. Fue un proceso de prueba y error que implicó la revisión de conocimientos, convicciones y referencias. Al cuestionar determinadas ideas acerca del espacio, su definición y su uso a través del tiempo, también estaba explorando un proceso de diseño compartido y la intimidad de la vida familiar.”